La Terapia EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares) es un enfoque terapéutico innovador e integrador que en muchos casos, como puede verse en la práctica clínica, llega donde otros enfoques no llegan. El EMDR aún es desconocido por muchos, así que en este post voy a intentar que nos acerquemos a este protocolo de tratamiento estructurado.

¿Qué es EMDR y cómo funciona?

EMDR, proveniente del inglés Eye Movement Desensitization and Reprocessing, busca desensibilizar situaciones traumáticas almacenadas disfuncionalmente en la memoria, integrándolas de manera adaptativa en nuestros recuerdos. Utilizando la estimulación de ambos hemisferios cerebrales, la terapia apunta a liberar las emociones negativas asociadas con recuerdos dolorosos y traumáticos.

Movimientos oculares como herramientas de estimulación

La estimulación se genera a través del seguimiento visual de los dedos del terapeuta. Este mueve sus dedos delante del campo visual del paciente, mientre este último sigue el movimiento sin mover la cabeza, únicamente con los ojos. Esta es la forma más común de estimulación en EMDR. Sin embargo, la terapia también puede utilizar otros estímulos visuales, como luces, o puntos que se mueven en una pantalla, estímulos auditivos alternantes, y tapping (toques alternantes en las rodillas o la mariposa) para alcanzar el mismo objetivo de desensibilización y reprocesamiento.

Francine Shapiro en la década de 1980 descubrió la Terapia EMDR

La psicóloga Francine Shapiro descubrió casualmente los efectos terapéuticos del movimiento ocular mientras paseaba por un parque. Notó que sus propios pensamientos perturbadores disminuían cuando movía sus ojos de un lado a otro. Este hallazgo inicial llevó a la investigación y desarrollo de la terapia EMDR como un enfoque estructurado para tratar trastornos de estrés postraumático en víctimas de abuso sexual y veteranos de guerra, entre otras condiciones psicológicas, confirmando su eficacia en la reducción de la sintomatología por estrés postraumático (TEPT).

En los últimos años también se ha utilizado con éxito en el tratamiento de otros trastornos, especialmente cuando hay una historia de experiencias traumáticas previas que se considera contribuyen al cuadro clínico actual. De hecho, la EMDR ha sido específicamente diseñada para abordar y tratar trastornos relacionados con el trauma.

Algunos estudios han sugerido que EMDR es al menos tan efectivo como otras terapias recomendadas para el tratamiento del TEPT, como la terapia cognitivo-conductual (TCC). Un metanálisis publicado en 2013 en la revista «Journal of Traumatic Stress» encontró que EMDR era tan eficaz como la TCC y más efectivo que la terapia de apoyo en el tratamiento del TEPT.

Redes de memoria y Teoría del Procesamiento Adaptativo de la Información

La teoría de Shapiro sobre el Procesamiento Adaptativo de la Información (AIP) sostiene que la mente tiene una capacidad innata de procesar la información de manera adaptativa, lo que significa que puede asimilar experiencias perturbadoras y convertirlas en aprendizajes adaptativos. Sin embargo, cuando ocurren eventos traumáticos, esta capacidad puede verse comprometida, y la información relacionada con el trauma puede quedar mal procesada y almacenada. La AIP propone que el procesamiento adaptativo se puede obstaculizar cuando las experiencias traumáticas son demasiado abrumadoras, y la información asociada queda «atascada» en la red de memoria, sin integrarse adecuadamente con otras experiencias. Este atasco de información puede manifestarse en forma de síntomas traumáticos, como flashbacks, pesadillas, ansiedad y evitación de recuerdos relacionados con el trauma.

Aquí es donde entra en juego el EMDR. Este enfoque terapéutico estimula ambos hemisferios cerebrales y se cree que este tipo de estimulación bilateral facilita el procesamiento adaptativo al ayudar a desbloquear y desensibilizar la información traumática atascada.

¿Cómo funciona en el cerebro?

El cerebro tiene tres áreas clave relacionadas con emociones, memoria y procesamiento de la información: la amígdala, el hipocampo y el córtex prefrontal. EMDR ayuda a desplazar recuerdos traumáticos atascados en la amígdala, permitiendo que se conecten a redes neuronales más grandes y se integren de manera adaptativa.

A continuación, te explico de manera simplificada cómo actúa EMDR en estas áreas cerebrales:

Amígdala: La amígdala es una región cerebral asociada con las emociones, especialmente el miedo y la respuesta al estrés. En situaciones de peligro, la amígdala se activa para iniciar respuestas de lucha o huida. En situaciones traumáticas, la amígdala puede quedar hiperactivada, lo que contribuye a la intensidad de las emociones asociadas al trauma. Durante las fases del EMDR, la estimulación bilateral (por ejemplo, movimientos oculares) parece desensibilizar la respuesta emocional exagerada de la amígdala asociada al recuerdo traumático. Se cree que esta estimulación ayuda a modular la actividad de la amígdala y a reducir la intensidad emocional negativa asociada al trauma.

Corteza (Cortex): El cortex es la parte del cerebro responsable del pensamiento lógico, la toma de decisiones y el procesamiento consciente de la información. La información traumática puede quedar mal procesada en el cortex, lo que lleva a pensamientos irracionales y a la reexperimentación del trauma a través de flashbacks o pesadillas. Durante la terapia EMDR, se abordan y reevalúan los pensamientos y creencias negativas asociadas al trauma. La estimulación bilateral parece facilitar la conexión adaptativa de esta información con las redes neuronales existentes en el cortex, promoviendo la reorganización cognitiva y la integración de pensamientos más realistas y adaptativos.

Hipocampo: El hipocampo es esencial para la formación y consolidación de la memoria, especialmente la memoria episódica. Las memorias traumáticas a menudo se almacenan de manera fragmentada y desorganizada en el hipocampo, contribuyendo a la intrusión de recuerdos traumáticos. Se cree que la estimulación bilateral facilita la reorganización y la integración de la información traumática en el hipocampo. Esto puede ayudar a transformar la memoria traumática para que se almacene de manera más adaptativa, reduciendo la aparición de recuerdos intrusivos y mejorando la coherencia narrativa de la memoria.

Os presento una situación concreta para entender mejor cómo funcionan estas áreas.

Imagina que alguien está conduciendo por una carretera y es testigo de un accidente automovilístico grave justo frente a ellos. En ese instante, la amígdala se activa intensamente, provocando una respuesta emocional inmediata. La persona siente miedo, su corazón late rápido y experimenta una sensación abrumadora de peligro. A medida que la persona recuerda el accidente, la amígdala sigue asociando ese recuerdo con emociones intensas. Puede experimentar ansiedad al conducir o percibir una alta emocionalidad ante situaciones similares o cuando pasa por el lugar del accidente.

En el momento del accidente el hipocampo está registrando información sobre el accidente, como el sonido del choque, la visión de los autos chocando y las emociones intensas asociadas. Así que después del evento el hipocampo podría tener dificultades para organizar la información de manera coherente. La persona puede tener fragmentos de memoria, recordar imágenes, pero no la secuencia precisa de los eventos, tener flashbacks o experimentar dificultades para recordar algunos detalles específicos del accidente.

Ante este accidente, el cortex frontal, responsable del pensamiento lógico, podría estar temporalmente inhibido debido a la respuesta de la amígdala. La persona puede tener dificultades para tomar decisiones rápidas y lógicas en ese momento. Una vez que la persona comienza a procesar conscientemente el evento, el cortex puede influir en las interpretaciones. Por ejemplo, podría desarrollar creencias irracionales, como pensar que todos los lugares son peligrosos para conducir y que siempre estará en riesgo de un accidente.

En una terapia EMDR, se trabajarían estos aspectos. La estimulación bilateral se usaría para desensibilizar la respuesta emocional de la amígdala, facilitar la reorganización de la información en el hipocampo y ayudar a la persona a procesar y reinterpretar de manera adaptativa el evento en el cortex. Este proceso busca reducir la intensidad de la ansiedad, mejorar la coherencia de la memoria y cambiar creencias negativas que se hayan desarrollado como resultado del trauma.

El poder de la estimulación bilateral y la analogía del sueño REM

La estimulación bilateral en EMDR replica los movimientos oculares rápidos de la fase REM del sueño, donde el cerebro naturalmente procesa experiencias no elaboradas durante el día. La analogía con el sueño REM se basa en la idea de que la estimulación bilateral utilizada en EMDR puede facilitar procesos similares a los observados durante el sueño REM, donde se produce una consolidación de la memoria y el procesamiento emocional.

Algunos estudios han investigado la relación entre el movimiento ocular y la actividad cerebral durante la terapia EMDR, pero los resultados son variados y sigue siendo objeto de estudio y debate. En resumen, la capacidad innata de la mente para procesar información de manera adaptativa puede interrumpirse por traumas, y el EMDR se diseñó para facilitar la reorganización adaptativa de esa información, ayudando a aliviar los síntomas traumáticos y permitiendo que la mente recupere su capacidad de procesamiento adaptativo.

En las próximas publicaciones, exploraremos más sobre trauma y EMDR y cómo puede mejorar nuestras vidas.

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